Las violaciones a los derechos humanos cometidas por funcionarios policiales de los municipios son sin duda uno de los principales problemas que tiene que enfrentar Tlaxcala.
Recientemente escuchábamos en las noticias que una policía en la Magdalena Tlaltelulco, fue alcoholizada para luego ser abusada por el director, subdirector y comandante de turno de esa corporación. Luego, también pudimos leer en los medios de comunicación sobre el asesinato de una integrante de la Dirección de Seguridad Pública de Apetatitlán de Antonio Carvajal, quien enfrentó a delincuentes armados, sólo con un tolete.
Este tipo de noticias generan angustia a los ciudadanos, pues quienes los deberían proteger son los que generan el terror en la sociedad.
Si bien es cierto que algunos municipios pueden tener recursos limitados, la seguridad ciudadana no debe ser un área en la que se recorten gastos. Es responsabilidad de los presidentes municipales buscar alternativas y gestionar eficientemente los recursos para asegurar que sus fuerzas policiales reciban la formación adecuada.
La negligencia en la capacitación de los cuerpos policiales también tiene implicaciones en la confianza y la percepción de la comunidad hacia la institución. Los ciudadanos necesitan confiar en sus policías para sentirse seguros y protegidos.
El no proporcionar una capacitación adecuada a sus fuerzas policiales es una falla grave que afecta directamente la seguridad de la comunidad. La falta de habilidades y conocimientos de los agentes resulta en respuestas ineficientes, violaciones de derechos y un aumento de la vulnerabilidad frente a la delincuencia.
El gobierno del estado ha cumplido su parte, recordemos que, en enero de este año, 307 policías preventivos adscritos a la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) recibieron un incremento directo al salario de dos mil 381 pesos en la primera quincena del año, como parte de la homologación salarial por la administración estatal.
Vale la pena profundizar en este tema y cuestionar por qué los presidentes municipales no están haciendo lo suficiente para garantizar la seguridad de sus comunidades. Su falta de interés es tan grave como el actuar de algunos efectivos, Es importante analizar a fondo las causas subyacentes de este problema para poder atacar su raíz y garantizar un futuro más seguro para las comunidades.