El descaro político volvió a hacer de las suyas. El diputado federal Alejandro Aguilar López, de la coalición Morena-PT-PVEM, fue exhibido rendido, babeando y completamente desconectado durante el cuarto informe de la gobernadora Lorena Cuéllar.
Sí, como lo lee: el legislador cayó en coma legislativo, ahí, frente a todos, mientras la mandataria hablaba de seguridad, obras y gobierno.
Las imágenes que inundaron redes son demoledoras: cabeza colgada, boca abierta y un semblante digno de quien confunde un acto oficial con una hamaca del tianguis.
En internet lo despedazaron sin piedad. Lo llamaron “diputado zombie”, “parásito presupuestal”, “representante del sueño profundo”, y hasta dijeron que “produce más saliva que iniciativas”.
Los usuarios soltaron lo que muchos ya venían pensando: Aguilar López no solo rinde poco… rinde NADA.
Su presencia en el informe parecía puro trámite, como quien llega, se sienta y se desconecta del mundo. Ni respeto, ni decoro, ni vergüenza.
Porque si un funcionario no puede mantenerse despierto ni en un evento institucional, ¿qué se puede esperar de su trabajo a puerta cerrada?
El diputado sigue mudo, sin explicación, sin disculpa, sin nada.
Pero la ciudadanía ya dictó sentencia:
“Si así trabaja en público, mejor que se vaya a dormir a su casa… y que no vuelva a despertar en la nómina.”
