Abuso de poder, impunidad y cinismo, el sello de Miguel Piedras, ex diputado y ex funcionario estatal
El “borrachin” Miguel Piedras, ex diputado local y esposo de la actual síndico del municipio de Apizaco, fue señalado por ciudadanos como el presunto responsable de un accidente vial ocurrido la noche del del miércoles 17 de diciembre, tras conducir en aparente estado de ebriedad y darse a la fuga como un “delincuente” común.
De acuerdo con versiones de las víctimas, los hechos ocurrieron sobre la calle República de Colombia, en el municipio de Tetla de la Solidaridad, cuando el conductor de una camioneta GMC Yukon, color blanca, con placas XTT-630-E particulares del estado de Tlaxcala, realizó una maniobra en reversa e impactó de manera directa un vehículo Chevrolet Aveo, color gris, dañando seriamente su parte frontal.
Los afectados relataron que el conductor descendió del vehículo con visibles signos de intoxicación alcohólica y, en un acto de prepotencia, les aseguró que “era diputado”, intentando intimidarlos como si aún gozara de fuero y poder político.
Lejos de asumir su responsabilidad, el conductor de la camioneta de lujo se dio a la fuga, desplazándose hasta un domicilio ubicado en San Luis Apizaquito, a un costado de la calzada Apizaquito, donde descendió el ex legislador Miguel Piedras, quien prometió “pagar los daños” ingresando su camioneta al domicilio. Una vez dentro, el ex funcionario ya no volvió a salir.
Minutos después arribaron elementos de la policía municipal de Apizaco, quienes —según consta— nada pudieron hacer, ya que la unidad presuntamente responsable del accidente se encontraba resguardada dentro de una propiedad privada, lo que impidió cualquier acción legal inmediata.
El caso vuelve a poner sobre la mesa la protección política, el uso de influencias y la falta de consecuencias reales para quienes, aun sin cargo público, siguen comportándose como si la ley no les aplicara.
Mientras ciudadanos comunes enfrentan multas, detenciones y procesos legales por hechos similares, personajes ligados al poder siguen burlándose de las instituciones, protegidos por redes políticas y el silencio oficial.
