Chiautempan volvió a colocar a Tlaxcala en el foco nacional, pero no por avances ni resultados, sino por el fracaso de su gobierno municipal. La presidenta municipal Blanca Estela Angulo Meneses ocupa el lugar 150 —el último— del ranking nacional de alcaldes, con apenas 23.8 por ciento de aprobación ciudadana, de acuerdo con el Ranking Mitofsky de diciembre de 2025.
Este resultado no solo exhibe el rechazo contundente de la ciudadanía, sino que pone en ridículo a una alcaldesa emanada del partido Movimiento Regeneración Nacional (MORENA), fuerza política que constantemente presume cercanía con el pueblo, pero que en Chiautempan enfrenta una de sus peores evaluaciones a nivel nacional.
Mientras en redes sociales la alcaldesa presume una narrativa de “tiempo de mujeres transformadoras”, la realidad que viven los habitantes del municipio es diametralmente opuesta: inseguridad, violencia y una administración sin rumbo. Hoy, Angulo Meneses no presume logros, sino un récord negativo que avergüenza no solo a Chiautempan, sino a todo el estado de Tlaxcala.
La gestión de la edil morenista ha estado marcada por una estrategia fallida en materia de seguridad pública. En apenas un año de administración, el municipio ha sido escenario de secuestros, asesinatos y robos, delitos que se han multiplicado ante la incapacidad del gobierno municipal para garantizar condiciones mínimas de seguridad a la población.
Lejos de asumir responsabilidades o presentar resultados concretos, la presidenta municipal ha optado por una política de apariencia, glamour y promoción personal, priorizando la imagen en redes sociales, los eventos sociales y los restaurantes de moda, mientras la ciudadanía enfrenta abandono institucional, miedo y una creciente descomposición del tejido social.
El último lugar nacional en aprobación, documentado por Mitofsky, no es una casualidad ni una persecución política: es el reflejo de una administración desconectada de la realidad, sin resultados, sin liderazgo y sin un proyecto claro de gobierno. La evaluación ciudadana es clara y demoledora: la promesa de transformación se convirtió en retroceso.
Chiautempan hoy no necesita discursos, propaganda ni consignas partidistas; necesita autoridad, estrategia, seguridad y rendición de cuentas.
