“El doble discurso del diputado Alejandro Aguilar López: critica lo que nunca ha defendido”

En un estado donde la memoria política suele ser frágil y el oportunismo abunda, el diputado federal Alejandro Aguilar López ha vuelto a dar muestra de lo que significa la incongruencia política.

Por Alberto Amaro

La semana pasada, el legislador emanado de las siglas del Partido del Trabajo (PT), con más de una camiseta puesta según la ocasión, lanzó una crítica al Ayuntamiento de Huamantla por el supuesto “derroche” de recursos públicos en la organización de la Feria 2025. Pero, ¿con qué cara lo dice?

Aguilar López, quien presume ser “originario” de Huamantla cuando le conviene, ha sido un actor más del estancamiento legislativo, sin propuestas, sin iniciativas a favor del pueblo y principalmente para la ciudad de los mueganos.

Durante su actual encargo federal, no ha promovido una sola iniciativa concreta que beneficie directamente a los huamantlecos. Su labor parlamentaria ha estado marcada por el silencio, la ausencia de propuestas, y el reciclaje de discursos populistas que suenan bien en los medios, pero no llegan a ningún resultado tangible.

Mientras el diputado exige “priorizar la obra pública, la salud y la asistencia social”, es inevitable preguntarse: ¿qué ha hecho él mismo para avanzar en esos temas desde su curul en San Lázaro? La respuesta es incómoda pero evidente: nada. Ni gestiones, ni presupuestos etiquetados, ni programas federales canalizados a Huamantla. Solo declaraciones vacías al calor de la coyuntura.

Pero la crítica no termina ahí. Aguilar López ha guardado conveniente silencio ante los múltiples señalamientos que pesan sobre su familia, entre ellos casos de presunto acoso laboral, maltrato y hasta esclavitud moderna hacia trabajadores en propiedades privadas de su círculo más cercano. ¿No deberían estos casos también indignarlo? ¿O la sensibilidad del diputado solo aplica cuando se trata de golpear políticamente a sus adversarios?

Y como si eso no bastara, la sociedad huamantleca no ha olvidado el escándalo que protagonizó uno de sus hijos hace unos años, al generar un accidente vehicular en presunto estado de ebriedad, poniendo en riesgo la vida de ciudadanos. El legislador jamás ofreció una disculpa pública, ni asumió responsabilidad alguna. Hoy, con una sobreactuación moral, pretende erigirse como defensor del pueblo. Puro teatro.

Criticar la organización de la Feria de Huamantla —una tradición con fuerte arraigo cultural y económico— es válido, pero no desde la hipocresía ni la demagogia barata. Si bien es cierto que debe haber transparencia y responsabilidad en el uso del recurso público, también lo es que no se puede permitir que quienes no han dado nada por el municipio pretendan ahora dar lecciones de moralidad.

Huamantla no necesita discursos prefabricados ni poses para la foto. Necesita trabajo real, gestión efectiva y compromiso con la verdad. Y eso, hasta ahora, es justo lo que le ha faltado al diputado Alejandro Aguilar López.

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