Su pareja fue quien exhibió en redes sociales la fotografía
Por Alberto Jordan
Mientras el gobierno de México se envuelve en el discurso de la austeridad republicana y pobreza franciscana, él secretario de Infraestructura de Tlaxcala, Eduardo Rubén Hernández Tapia, demuestra que en su caso la austeridad sólo es de palabra. El funcionario estatal desembolsó 152 mil pesospara acceder a la Zona Verde del Gran Premio de México de la Fórmula 1 en compañía de su pareja, a uno de los espacios más exclusivos del evento automovilístico.
El pase le dio derecho a barra libre de bebidas premium, banquete gourmet con chefs en vivo, salones climatizados con pantallas de alta definición, estacionamiento VIP y convivencia con pilotos y personalidades del automovilismo.
Un fin de semana de opulencia que contrasta con la realidad de miles de tlaxcaltecas que luchan por sobrevivir con un salario mínimo.
Mientras “El güerito” presumía copas y selfies con la novia en un ambiente de lujo, los trabajadores del estado enfrentan carencias, calles en ruinas y servicios públicos colapsados. Su gasto equivale a 130 días de salario mínimo, una cifra que ofende a cualquier ciudadano que intenta estirar su ingreso para llegar a fin de mes.
El derroche del funcionario no es un hecho aislado. De acuerdo con registros internos, en 2023 adquirió un vehículo de gama alta por 500 mil pesos, pagado de contado, aunque su sueldo declarado es de 44 mil pesos mensuales. Las cuentas no cuadran, y las sospechas sobre el origen de sus recursos crecen.
Fuentes cercanas a la Secretaría de Infraestructura revelan que su carrera en el gobierno no responde a resultados ni capacidad técnica, sino a favores políticos y amistades convenientes.
Todo esto ocurre bajo la administración de Lorena Cuéllar Cisneros, quien llegó al poder con el respaldo de Morena, un partido que enarbola los valores de la austeridad, la honestidad y el servicio al pueblo. Paradójicamente, el comportamiento de Hernández Tapia traiciona los principios que tanto defienden Claudia Sheinbaum Pardo y Andrés Manuel López Obrador, desde el púlpito del poder y “La Chingada”.
El contraste es brutal: mientras la Presidenta de la República predica moderación, el secretario “fifi” vive con lujos reservados a una élite. El gasto de 152 mil pesos en un evento de glamour no es una simple distracción, es una bofetada a la ciudadanía. Un recordatorio de que, en Tlaxcala, la austeridad parece ser sólo para los de abajo.
