Un verdadero torbellino de denuncias sacude a la administración del presidente municipal Óscar Murias, luego de que empleados del Ayuntamiento, atemorizados pero hartos, filtraran de manera anónima un cúmulo de presuntas prácticas irregulares que —según ellos— ya forman parte de la rutina dentro del palacio municipal.
De acuerdo con los testimonios, Murias Juárez presuntamente obliga a los trabajadores a “cooperar” con parte —y en algunos casos con toda su quincena— para financiar eventos oficiales. Lo que públicamente se presume como “apoyo institucional”, por dentro sería una cuota obligatoria disfrazada, utilizada para presionar, controlar y hostigar al personal.
Pero eso no es todo.
Los empleados describen un Ayuntamiento hundido en el desorden, donde los aviadores pululan en áreas como Obras Públicas, DIF, Tesorería y Secretaría, una situación que “todo mundo sabía” pero que habría quedado expuesta con la llegada de una reciente auditoría. El revuelo fue tal que, aseguran, funcionarios llamaron a toda prisa a quienes cobran sin trabajar para que se presentaran y evitar que la revisión los dejara en evidencia.
A esto se suman las quejas por el supuesto comportamiento del edil, a quien describen como grosero, déspota y faltón de respeto, generando un ambiente laboral que los denunciantes califican como “insostenible”.
La tesorera Blanca Estela Castillo tampoco se salva: señalan que permitió que su hija cobrara dentro de la misma área bajo un nombre prestado, lo que ha sido interpretado como un acto evidente de nepotismo.
Las y los trabajadores decidieron ventilar la situación porque afirman que el Ayuntamiento se ha convertido en una estructura de abuso de poder, donde lo que menos se ve es trabajo gubernamental.
