La noche en Tzompantepec volvió a teñirse de descontrol. Lo que inició como otro de los ya conocidos arrancones clandestinos terminó en un choque a puñetazos entre los propios organizadores, luego de que surgieran acusaciones de “mano negra” en una de las competencias.
Testigos relataron que un grupo reclamó una supuesta ventaja irregular, y en cuestión de minutos la discusión se transformó en empujones, insultos y golpes. El ambiente se volvió tenso y muchos asistentes corrieron ante el temor de que la riña escalara.
Vecinos de la zona aseguran que estos eventos se realizan con total impunidad, sin permisos y sin que ninguna autoridad intervenga, a pesar de los constantes reportes. Afirman que no solo deben soportar el ruido y el peligro del tránsito a alta velocidad, sino también los brotes de violencia que ya se volvieron parte del escenario.
Pero el malestar ciudadano va más allá. Habitantes denunciaron a este medio que elementos de la policía municipal prácticamente viven de brazos cruzados. Acusaron que los uniformados “solo rondan para descansar” y que incluso brindan protección a una supuesta banda dedicada a la venta de drogas en el fraccionamiento Los Girasoles, mientras la seguridad del municipio queda abandonada.
Con este nuevo incidente, crece la percepción de que en Tzompantepec el desorden avanza sin freno y que la autoridad ha renunciado a ejercer control. La ciudadanía advierte: si no hay intervención inmediata, la próxima nota ya no será sobre golpes… sino sobre una tragedia anunciada.
