Rodríguez Zamora aprovecha la desgracia para promocionarse

Por Alberto Jordan

La reciente declaración de la secretaria de Turismo, Josefina Rodríguez Zamora, durante una crisis que ha golpeado al sector turístico, pone de manifiesto nuevamente una actitud preocupante: la de convertir un momento de duelo nacional en un escaparate personal de imagen política, dejando de lado las verdaderas necesidades del sector que debería representar.

Mientras México enfrenta retos en destinos clave –como la caída de ocupación en Tulum y la urgencia de estrategias que combinen seguridad, promoción efectiva y salvaguarda de empleos–, Rodríguez Zamora opta por mensajes con su nombre destacado y logotipos institucionales opacados por su firma, lo que evidencia una prioridad clara: posicionarse políticamente ante la opinión pública y el gobierno, antes que defender con urgencia y acciones concretas la industria turística, motor de empleo y divisas para millones de mexicanas y mexicanos.

Aunque la Sectur que encabeza ha reportado cifras de crecimiento —como el aumento de visitantes internacionales en 2025 o el récord histórico de 71 millones de turistas que arribaron a México en los primeros nueve meses del año— estas cifras contrastan con la falta de respuestas claras sobre las acciones específicas que se implementarán para sostener tales avances ante crisis inesperadas y los problemas de percepción de inseguridad en ciertos destinos. 

Además, ante la caída del turismo en zonas como Tulum, la respuesta que ofreció Rodríguez Zamora junto con autoridades estatales fue anunciar accesos públicos gratuitos a playas, lo cual, si bien puede ser una medida favorable para visitantes, no sustituye una estrategia estructurada para recuperar la confianza de operadores turísticos, hoteles y comunidades enteras que dependen de esa actividad económica. 

Lo más reprobable, sin embargo, no es la firma grande de un comunicado ni el excesivo protagonismo en la retórica institucional, sino el hecho de que el silencio de la titular de Sectur sobre los impactos reales y las soluciones necesarias sigue siendo ensordecedor. En un sector que emplea a millones de mexicanos —casi 5 millones solo en empleos vinculados al turismo según datos oficiales— y que a menudo enfrenta retos como seguridad, infraestructura y promoción estratégica más allá de cifras de llegada de visitantes, resulta indignante que la titular prefiera lucirse con condolencias vacías que centrarse en políticas efectivas y tangibles. 

Un verdadero liderazgo exigiría no solo cifras positivas para las cámaras y salas de prensa, sino una estrategia de largo plazo que atienda de raíz la percepción de inseguridad, la diversificación de mercados y la promoción internacional con un enfoque técnico, no político. Hasta ahora, lo que hemos visto es puro marketing institucional, centrado en la persona y no en el sector. Y eso, lamentablemente, es lo más preocupante para el futuro de millones que viven del turismo en México.

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