A pesar de las largas filas de gente para ingresar al estadio Tlahuicole, no hubo incidentes, a pesar de las amenazas del jueves.
Poco a poco como se acercaba la hora de acceso al rehabilitado Estadio Tlahuicole para disfrutar del concierto del cantante Carlos Rivera, la gente iba llegando, algunos desde las 13 horas empezaron a apartar lugar de ingreso, ya sea sentados en el piso o en algún banco resguardandose de los rayos solares con sombrillas, poco a poco la gente de hacian cientos y para las cinco de la tarde, ya eran miles.
Filas inmensas de gente, muchas de ellas con souvenirs, pancartas y ganas de ver al huamantleco, pero eso sí, con un respeto jamás inimaginado, el respeto a los lugares, del tiempo de los demás (por los que llegaron desde temprano), un hermoso convivio social.
Cuando dieron las veinte antes de las 18 horas, las luces del estadio, que mostraban las puertas de acceso color rojo, se encendieron, haciendo que la gente soltara un grito eufórico y de festejo, y los nervios de las personas se sintiera en el ambiente.
Seis de la tarde o dieciocho horas en punto, las rechiflas comenzaron a salir de entre los labios de algunos nerviosos que pedían a gritos que se abrieran las puertas y dejarlos entrar; el acceso general o rojo, estuvo compuesta de 4 gates (puertas), así que la puerta 1 se abrió a las seis y nueve minutos, la segunda dos minutos después, la puerta tres, a las seis y trece minutos y la cuarta un minuto más tarde (18:14 horas).
Poco a poco después de una pequeña y apresurada revisión de bolsas y ropajes por elementos de seguridad pública, la gente se acomodó en lo alto del graderío para que a las 20 horas disfrutaran del espectáculo musical de Carlos Rivera.
Más de dos horas y media duró su presentación la cual estuvo abarrotada de gente y por supuesto de funcionarios; pero relacionado a la gente, después de ingresar las del boletaje previsto,aquellos que no alcanzó pase, por cortesía fueron ingresados para que el estadio remodelado, pero no concluido al cien por ciento, se viera impactantemente lleno y lograra el cometido del gobierno.