Tan inmundo como el río que cruza la industriosa ciudad del sarape ha resultado el SANTANAGATE, un escándalo de negocios turbios del Alcalde Héctor Domínguez Rugerio, que abarca desde la operación de pestilentes e insalubres rastros clandestinos en plena ciudad, las cuotas de moteles y giros negros que las unidades policiacas recopilan puntualmente, las obras con montos inflados, la pretensión obstinada por instalar una gasera junto a populosa unidad habitacional (barrio Panzacola), y la práctica más reciente que ha generado malestar y rechazo de la población y visitantes a este importante centro textil es generado por los abusos que cometen sus socios que operan el usufructo de los parquímetros, por el negocio redondo que constituye la maniobra de trasladar en grúa los vehículos inmovilizados después de las 8 de la noche al corralón propiedad del alcalde, ubicado en la colonia el Alto; cuando todo el asunto se circunscribe a un trámite administrativo: pagar la multa. – ¡Resultó ser un gran negocio de ciclo redondo!-
Otro atropello lo comenten los elementos policiacos cuando acuden en su carácter de primeros respondientes en algún crucero donde se hallan colisionado dos unidades sin infringir el reglamento y en cuyos hechos no hay lesionados y los involucrados hayan llegado a un acuerdo mutuo, es decir, sin querella alguna, pues aún sin haber estado presentes, durante el percance, los oficiales solicitan la grúa, piden el arrastre de las unidades, a los corralones donde tienen contubernio (El Alto o Texcalac), y son puestos a disposición del Ministerio Público; generando un daño económico considerable hacia los particulares. Estos abusos son los que hasta la fecha generan mayor número de denuncias interpuestas en la visitaduría de La Comisión de Derechos Humanos en el municipio de Chiautempan.