Durante un recorrido por la ciudad capital hace unos días, detectamos una camioneta clonada, con cromática oficial de SESA, misma que porta placas de servicio particular del estado de Puebla, para uso en supuestos servicios de atención hacia la contingencia por Covid- 19.
En este vehículo se traslada personal “adscrito” a la Secretaría de Salud y se les ve con frecuencia en el exterior de la Secretaría del Bienestar efectuando trámites para la obtención de beneficios de los programas de asistencia social. Dicho automotor forma parte de la BRIGADA CUÍDATE; es una pick –up de color blanco marca Dodge- RAM adquirida en la automotriz Reyes Huerta sucursal plaza dorada que porta las placas de servicio particular SM- 65- 577 del vecino estado de puebla.
Al acudir a las instalaciones de SESA con el fin de solicitar información relacionada a la normatividad para dar de alta (incorporación) vehículos con características tan –sui géneris- como el que nos ocupa, la respuesta que recibimos es que no labora el personal a cargo debido a la contingencia sanitaria por Covid- 19 punto.
Por declaraciones de ex trabajadores de Ayuntamientos que colindan con otros estados (Puebla, Hidalgo, Edomex), como Tequexquitla, San Pablo del Monte, Ixtacuixtla, Tlaxco, Calpulalpan por citar algunos, refieren que cuando se detectaban vehículos abandonados o recuperados en acciones policiales de bajo perfil, eran trasladados a sus auditorios o instalaciones para en poco tiempo ser pintados y habilitados para los servicios municipales o a los directores de las áreas; otros eran entregados en comodato a líderes de organizaciones filiales o bien se constituían en un parque vehicular que se habilitaba para las campañas políticas. Sería útil que como un freno natural a las fuertes tendencias de corrupción que aún ejercen presidentes municipales y funcionarios estatales cuyas desviaciones de recursos en su costosa y endeble actuación ante la presente pandemia se ha vuelto demasiado estruendosa e irresponsable porque estas acciones fomentan el desconcierto social y retardan los proyectos de desarrollo del gobierno federal.
La sociedad como destino final de la información de interés público merece la atención de conocer la procedencia de dichos vehículos; si el origen se debe a la filantropía de algún aspirante al poder, algún benefactor magnánimo del cártel de los padrotes, o alguna otra humanitaria institución (actualmente la Iglesia no da ni agua bendita, menos otorga indulgencias) interesada por opacar la resplandeciente aura de la Secretaría del Bienestar.
En estos tiempos difíciles, el término ayuda (caridad) ha caído en uso y abuso, llegando a manejarse de modo subliminal rebosante de evocaciones, de entrega de despensas que sugieren el aroma de las campañas políticas por llegar; ambientes con sabor popular, aconteceres de efervescencia vernácula de entornos tan planeados como idóneos a los fines perseguidos. Veremos que arroja el REPUVE.