10 de Octubre 2024 / Tlaxcala, Tlax. (Redacción)
El ambiente dentro de Palacio de Gobierno está lejos de la tranquilidad. Los rumores de cansancio hacia la diputada número 26 Marcela González Castillo ya son un secreto a voces, tanto que la titular del ejecutivo no oculta su molestia, y no es para menos.
Desde que la ex diputada intentó hacerse de nueva cuenta de una curul en el Congreso local, las tensiones no han hecho más que crecer; recordemos que fue la justicia electoral quien le puso un alto, pero la ex diputada no ha desistido en su afán por obtener una posición de poder a cualquier costo.
Ahora sus intenciones van más allá. González Castillo ha hecho correr la versión de que podría ser la próxima titular de la Secretaría de las Mujeres, o que estaría detrás del Instituto para el Desarrollo Municipal del Estado de Tlaxcala, un ente que vería la luz si se aprueba la polémica reforma a la Ley Municipal que, por supuesto, ella misma impulsa desde Movimiento Ciudadano.
A estas alturas, no es un misterio que sus movimientos empiezan a generar serias incomodidades para quien dirige las riendas del estado, y también en la propia esfera de su partido. Pero lo que realmente la tiene en problemas no es su ambición, sino la forma en que ha ejecutado sus decisiones.
En su afán por asegurar un cargo, la también esposa del alcalde capitalino, ha tenido la osadía de saltarse a su jefa política, buscando por su cuenta una delegación que le permitiría posicionarse mejor. Este movimiento, sin embargo, podría costarle caro. En los pasillos de Palacio se dice que su jefa está furiosa, tanto que las aspiraciones del Junior de los Anaya para 2027 podrían verse comprometidas.
En medio de este escenario caótico, la gobernadora también enfrenta sus propios dilemas. La desesperación por construir alianzas de cara a las elecciones de 2027 es cada vez más evidente, y eso ha empujado a la mandataria a acercarse a ciertas figuras políticas.
Un ejemplo claro es su nueva cercanía con Beatriz Paredes Rangel, una veterana política que siempre ha sabido jugar a dos manos. Esta alianza no es casual; la gobernadora necesita respaldo y lo sabe.
En el otro bando, Ana Lilia Rivera no ha desperdiciado el tiempo. La senadora ha estado tejiendo alianzas, no solo dentro de su partido, sino también con liderazgos externos que podrían sumarse a su causa en 2027. Los rumores apuntan a que algunos funcionarios del gobierno actual, ya operan a favor de Rivera, mientras que otros solo esperan una audiencia con ella.
Las aguas dentro de Palacio de Gobierno están agitadas, y lo que está en juego no es solo el poder actual, sino la lucha por el control político del estado en los próximos años. Queda por ver quién logrará salir a flote en este mar de intrigas, traiciones y ambiciones desmedidas. Lo único seguro es que el cansancio y las fracturas internas ya empiezan a pasar factura.